viernes, 27 de septiembre de 2013

Durante la tediosa pesadez de la nada ocurren diversas visiones que se observan desde la lejanía interior del yo automatizado. Una de ellas consiste en mares cerrados que gotean sin hacer ruido y lo cubren todo de espuma, opacando cualquier atisbo de elemento cristalino. Son mares angustiosos, con un horizonte vertiginoso y vacío, cuyas aguas te absorben al tocarte, transformándote en ansiosas olas que nunca terminan de romper, dejándote junto a una orilla inalcanzable.

martes, 10 de septiembre de 2013

Ser o no ser - Ernst Lubitsch -





“Esto es una comedia seria”, dice al inicio de Ser o no ser el director de la obra teatral que están preparando los protagonistas. Toda una declaración de intenciones que Ernst Lubitsch pone en boca de uno de sus personajes para dejarle claro al público que el nazismo y la guerra son cosas muy serias, pero es necesario hacer burla de ellas para demostrar que estamos por encima de la barbarie. Y esto, la sátira, es lo que el director alemán propone en su trabajo más reconocido, una película compuesta por varias capas que la convierten en una suerte de muñeca rusa en lo que resulta ser una obra dentro de la obra.

En lo que se aprecia como un contraste entre la transparencia de su narrativa formal (perteneciente al Hollywood clásico) y la complejidad de su propuesta temática, Lubitsch crea varios estratos que se incluyen unos a otros y van de lo particular a lo general. En un primer término nos encontramos con la relación de la pareja protagonista, una primera obra dentro de la obra, en la que el matrimonio de Joseph Tura (Jack Benny) y Maria Tura (Carole Lombard) actúan más en su vida sentimental que sobre el escenario, fingiendo que su amor es más grande que sus egos, y, en el caso de ella,  fingiendo además lealtad en su matrimonio mientras coquetea con el joven teniente Stanislav Sobinski, a quien Joseph Tura señalará inconsciente pero muy acertadamente al mirarle mientras recita “he aquí el problema” durante su actuación en Hamlet. Pero si observamos bien advertiremos que esta subtrama se encuentra envuelta por una trama mayor con acento alemán y bigotes cuadrados. Aquí se establece la ridiculización del monstruo (personificado en este caso por los miembros del partido nazi) y es cuando se mezcla el teatro con lo real, la ficción aplicada a la realidad en favor de la comedia en la construcción del paripé de los protagonistas para evitar que los nazis obtengan información privilegiada. En este caso se establece con el público una dualidad, ya que son espectadores de teatro y de cine al mismo tiempo, se les equipara con Maria Tura en su papel de espía doble, puesto que el espectador asiste a una puesta en escena también doble,  la de la propia película y la que ponen en marcha los personajes.

Pero existe otra duplicidad en la película, y se aprecia ya desde el título, que resulta toda una declaración de intenciones en lo que respecta al fondo de este largometraje: Ser o no ser. Porque en el filme, nadie es quien dice ser, es y no es al mismo tiempo, parece o no parece; están en guerra,  hay dos bandos, y tienen que posicionarse en un lado u otro. Ya desde el inicio, y a través de un recorrido por los carteles con diferentes nombres polacos, Lubitsch deja claro que la apariencia y la etiqueta serán elementos indispensables en la película:  se puede ser Joseph Tura, Hamlet o el coronel Edhardt, dependiendo del cartel que cuelgue en ese momento. Y precisamente esa inclinación de los personajes a ser quienes no son y demostrarlo a través de la caracterización lo recogerá el discípulo aventajado y más famoso de Ernst Lubitsch, otro alemán, Billy Wilder, en películas como Con faldas y a lo loco (1959) o Irma la Dulce (1963).

Pero si hay una obra dentro de la que se desarrollan todas las demás, esa es la II Guerra Mundial. Lubitsch trata la guerra como una pieza teatral, con soldados dirigidos por un dramaturgo megalómano llamado Adolf Hitler, y lo hace satirizándola, que es una de las maneras más inteligentes de tratar una barbarie. La ridiculiza y humilla valiéndose del humor, una de las herramientas más poderosas para transmitir el dolor, puesto que el dolor es uno de los ingredientes principales de la comedia, y en el caso de Ser o no ser está presentado en grandes cantidades. Aunque en este caso es el tiempo, el otro ingrediente cómico estrella, el que se ha encargado de etiquetar este trabajo de Ernst Lubitsch bajo el único cartel que no aparece físicamente en la película: el de obra maestra.