lunes, 29 de octubre de 2012

Recordar, del latín recordari, que se compone a su vez de re- (de nuevo) y -cordis (corazón).

Recordar significa mucho más que tener presente a alguien en la memoria, significa "volver a pasar por el corazón".



Nadador: que nada.





El nadador que nada una y otra vez por el corazón. 

martes, 23 de octubre de 2012

The Deep Blue Sea y el amor

En la maravillosamente realizada The Deep Blue Sea de Terence Davies, se tratan los temas de la pasión, el amor, y las consecuencias que derivan de confundir, mezclar y llevar al extremo estas dos emociones. En una de las escenas, Hester (Rachel Weisz), se encuentra con la casera de su edificio en las escaleras, y a raíz del intento de suicidio que ha protagonizado Hester esa misma mañana, la casera le recrimina su actitud. Hester lo achaca al amor que siente por su pareja, diciéndole que a veces es difícil juzgar cuando uno se encuentra entre la espada y la pared (between the devil and the deep blue sea).  Su casera, que cuida de su marido enfermo y en cama, le responde con una definición del amor que considero de lo más acertada:

Se dicen muchas gilipolleces sobre el amor. ¿Tienes idea de qué es el amor verdadero? Es limpiarle el culo a alguien y cambiarle las sábanas cuando se mea encima, para que pueda mantener intacta su dignidad y los dos podáis mirar juntos hacia delante.

Y es que el enamoramiento no es más que una variante de la pasión. El amor es otra cosa.

jueves, 11 de octubre de 2012

Blancanieves - Pablo Berger -




Ahora que parece que el audiovisual en España agoniza debido a los recortes de un gobierno que rechaza  y  desprecia la cultura, películas como Blancanieves se hacen necesarias (siempre lo son) para evidenciar la necesidad de invertir en cine español, ya que hay el talento y la cultura cinematográfica suficiente como para realizar productos de calidad como este largometraje.

Pablo Berger demuestra con Blancanieves que ama el cine, y que ha visto mucho, además. La película es una sucesión de homenajes al cine-que-cimentó-el-cine, esto es, las primeras películas mudas, las clásicas y también vanguardias como la corriente soviética. En el altísimo número de planos que hay se adivina a Eisenstein o a Kuleshov, sobre todo en los primeros planos contrapicados de los extras (con gestos y clase social idénticos me atrevería a decir); cuando Berger enfoca en ocasiones a Carmencita, la protagonista, la composición recuerda muchísimo a La pasión de Juana de Arco de Dreyer, especialmente en la escena en la que ella sale al ruedo.
Pero si hay una película de la que Blancanieves bebe, es Freaks, de Ted Browning. Los planos de inicio de la escena en la que Carmencita come por primera vez con los enanos llevan inevitablemente a la escena final de la película de Browning, aquella en la que todos los personajes, alrededor de una mesa, aceptan a Cleopatra al ritmo de "We accept her. One of us". De la misma manera en esta secuencia, los enanos están aceptando a Carmencita como una de ellos. Asimismo, la secuencia final de la película, con la barraca de feria, los "fenómenos" que se exponen al público, las atracciones humillantes... rezuma el clásico de Browning en cada fotograma.

Muchas son las comparaciones que se han hecho con The Artist, comparaciones que me parecen inevitables pero desafortunadas, ya que en lo único en lo que coinciden las dos es en ser mudas en una época en la que el cine mudo es una alternativa experimental. Blancanieves ha tenido la desgracia de ser estrenada un año después, a pesar de que su proceso de escritura y realización es bastante anterior a la película francesa, y por ello suele salir perdiendo injustamente en las comparaciones, ya que la española me parece superior, a pesar, repito, de que no tienen nada que ver. Mientras que The Artist "imita" el cine mudo para contar la historia del final del mismo, Blancanieves es cine mudo puro; la historia de The Artist es una mezcla de Cantando bajo la lluvia y Ha nacido una estrella, en cambio, en Blancanieves se va más allá y le da una vuelta a la historia en la que se inspira, enmarcándola en el folclore más castizo, un marco (el del toreo, el de la España profunda, cateta y de pandereta) que no gusta a todos y cuya imagen proyectada depende de la interpretación del espectador.

Aun así, Blancanieves marca una diferencia y se convierte en una película esencial en la cinematografía española de este siglo, (junto con otros cineastas como Isaki Lacuesta o Jaime Rosales) que sirve de instrumento para demostrar que se puede y que se sabe, y que el cine español necesita los medios económicos y el apoyo moral de los espectadores para poder desarrollarse en líneas de calidad similares, porque es obvio que aquí el cine sabe hacerse bien.


lunes, 1 de octubre de 2012

Historias cortas para gente con prisa

El hombre, sueco o finlandés, no hablaba español. Ésa y no otra debía ser la causa del plato que tenía delante, pensó. Había pedido algo típico, por cambiar, en un intento de inmersión en una cultura opuesta a sus raíces, o más bien en un intento de huida de sus raíces. Pero allí estaba el plato equivocado, mirándole fijamente, reprochándole el sol que estaba absorbiendo, recordándole el frío que dejó y que cada noche le eriza la piel en ese hotel sin aire acondicionado.

El cuadro gastronómico que tenía ante si formaba imágenes que le desconcertaban. La textura del filete se asimilaba a la espalda de una mujer que conoció y deseaba haber desconocido, y precisamente lo que ese filete le inspiraba era lo único que ella le había ofrecido: su espalda.
Las patatas que lo acompañaban incrementaban aún más la identificación que quería evitar a toda costa. Rubias y duras por fuera, causantes de males de corazón si se consumen en exceso. - Maldita equivocación - pensó en el idioma menos parecido al español. - Me he empeñado tanto en olvidar de dónde me fui que olvidé aprender dónde estoy.

El hombre, sueco o finlandés, engulló el plato para no verlo más, sin darse cuenta de que ahora lo tenía en su interior.