miércoles, 8 de febrero de 2012

No me rindo

Por primera vez, a Louis se le nubló la mirada al fijarse en el contorno del cuerpo de Lisa trazado con tiza en el suelo. Fue quizá en ese preciso instante cuando comprendió que ya no iba a verla nunca más.
- Señor Stanick, tengo que redactar un informe. Incluiré en él todo lo que acaba de contarnos.
- No merece la pena, inspector. Olvídese de cuanto le he dicho.
- ¿Olvidarlo?
Louis cerró los ojos para evitar que le asomaran las lágrimas; siempre se ganaría algo de tiempo.
- Tenía usted razón, inspector. Lo más probable es que a Lisa la matase un ladrón de joyas.
- ¿...?
- Pero a los de mi profesión no nos entra en la cabeza que las personas puedan morir de forma tan tonta. Sobre todo las personas a las que hemos querido. Nos gustaría proporcionarles una muerte apasionante.
Louis se encaminó despacio hacia el cuarto de Lisa. Los otros lo siguieron, estupefactos.
- Y... ¿qué profesión tiene usted?
Tras un breve silencio, Louis se arrodilló junto a la cama.
- Soy guionista.
Metió la mano entre las sábanas revueltas y hundió el rostro en la almohada.




Saga. Tonino Benacquista

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