miércoles, 15 de febrero de 2012

La invisibilidad del guionista

Javier Olivares, guionista de series como Los Serrano, Los hombres de Paco o Robles, investigador, ha publicado una nota en Facebook en la que habla de una realidad que no todo el mundo conoce, y es la indiferencia e incluso el menosprecio que recibe el guionista en la industria española. Como lo que escribe es bastante interesante y acertado, la reproduzco al completo (para leerla en la dirección original, aquí):

Érase una vez dos guionistas de la misma productora que habían creado dos series. Una, de gran y merecido éxito... La otra que lucha en una franja compleja con honor y cumpliendo objetivos.
Como estas dos series eran finalistas de los premios más populares de la televisión, fueron alegres a la entrega de premios.

Primera sorpresa: la invitación era una para los dos. Pareja de hecho, vaya. Actores, directores (incluso gente de la empresa que no trabaja en dichas series: siempre hay clases)... podían llevar, muchos de ellos, un acompañante. Ellos, no.
Cuando abrieron el sobre, descubrieron que, en la invitación, venía un nombre tachado: era el de una actriz que no podía ir al acto. A su lado, a lápiz, dos nombres: los suyos. Los de estos dos guionistas que llevan cientos de capítulos a sus espaldas inventándose una serie, continuándola, creando historias y dando trabajo a actores, técnicos y directores (incluida la prima donna, director de la empresa, especializado en despreciar o apropiarse del trabajo de los demás)... Y beneficios a la productora que tan bien trata (es un ejemplo: no es la única) a quienes tienen las ideas que les dan de comer.

No sé si decidieron entrar al acto de entrega (yo no lo hubiera hecho, desde luego). Si no lo hicieron, evitaron el mal trago de ver al actor principal de "Águila Roja" recoger el premio haciendo subir a los directores de la serie al escenario. Dijo de ellos que gracias a su trabajo la serie sigue adelante cada día mejor.

La pregunta que me hice al oír esas palabras fue: ¿qué filman esos directores? ¿qué interpreta ese actor? ¿les dan folios en blanco e improvisan? ¿Dónde estaban cuando los creadores de la serie la estaban pariendo? ¿no hay guionistas que inventan historias para que ellos filmen y actúen? Cuando acabe "Águila Roja", ¿seguirán rodando e interpretando directores y actores? ¿O tendrán que esperar a que esos seres invisibles llamados guionistas inventen una nueva serie?

Pena de industria audiovisual la de este país cuando borra del mapa a quienes crean las series. Ya que la tienen como espejo, que miren la industria USA, donde los creadores son productores ejecutivos de lo que han creado. Donde cuando un actor o productor recibe un premio da las gracias primero a quienes escribieron sus películas o series.

No se nos cita en prensa ni en blogs televisivos que saben el nombre hasta del ayudante de peluquería de las series USA, pero que no saben distinguir si una serie ha cambiado de equipo de guión y luego fracasa (a los guionistas se les acabaron las ideas, dicen). No miran ni los créditos para saber quién está detrás. El esfuerzo no es mucho, desde luego.

Recientemente, el sindicato de guionistas de Catalunya (GAC) hizo una nota pública alertando de que la prensa había sido llamada a un día de rodaje de una serie (mini serie sobre las colonias de trabajadores). Allí pudieron hablar con el director, actores, productores... Con los guionistas, no. Ni se les había convocado. Y ellos habían adaptado una novela, creado una serie... ¿No tenían que contar nada a los periodistas?

Recientemente, el que esto escribe ha pasado por la desaparición en notas de prensa de su nombre como creador y director argumental de una serie. Luego, ha visto que el director de la misma (la prima donna antes reseñada) declara que es el creador de la serie. Tras la evidente queja (no era la primera: dejé esa productora y esa serie -y otra más que había inventado y está en emisión- por este tipo de cosas), el problema no era lo que había pasado: era mi queja. Mi ego. No el de los demás: el mío.

Recientemente, una serie de detectives por mí creada con mil discusiones (la productora no creía demasiado en ella, aunque ahora por supuesto está encantada) ha recibido el premio a la mejor serie del año entregado... ¡¡por la Asociación de Detectives de Catalunya!!!. La productora, amablemente, me comunicó la noticia. Me decía que felicidades "por lo que me tocaba" y que el premio se daría en un hotel de lujo barcelonés y que yo no iba, porque la Asociación que entrega el premio quiere a los actores protagonistas.

Evidentemente, respondí que me tocaba mucho: yo era (con una compañera, que tampoco irá a esa cena) el que me había inventado esa serie, peleado porque esos actores la protagonizaran, defendido el tono... Pero me debe tocar poco cuando sólo recibo un mail de felicitación... "por lo que me toca".

Antes, en esa serie que decidí que se llamara "Kubala, Moreno i Manchón" (para dar originalidad al título de una serie de detectives "especial" y en homenaje a Serrat, gracias a quien decidi estudiar catalán), el Barça al saber de la misma, llamó a la productora para invitar al palco a un partido (contra el Osasuna) a quienes trabajaban en ella. La invitación se debía a que el título de la serie citaba a grandes jugadores de la historia del Barça. La productora aceptó la invitación: fueron los actores y el director de la serie... pero no el que se había inventado el título sin el cual jamás les habrían invitado. Me enteré de rebote, al día siguiente. Soy del Atleti, pero hombre, ir al fútbol siempre me apetece. Y el Barça es mi segundo equipo. Creo que por educación y respeto hasta hubiera ido al Bernabéu si la serie se hubiera llamado "Di Stéfano, Kopa y Gento".

Hace tiempo, un compañero me comentaba que había recibido un encargo de una productora: rehacer una biblia hecha por otro. Cuando la acabó, le avisaron de que esta nueva biblia hecha por él, pasaría probablemente a otro. Y que el equipo de guionistas que la escribiera no sabían cuál sería... Probablemente, en él, no estaría ninguno de los tres que habían hecho ninguna de las biblias. Probablemente, en los créditos tampoco aparecerá ninguno.

Hace tiempo, mi hermano y yo dejamos una serie (de otra productora) porque literalmente se quedaban con nuestros derechos de autor. Yo escribí dos capítulos... ¡¡¡se olvidaron de poner mi nombre en créditos!!!

Hace tiempo, no tanto, una productora ha hecho un ERE (no comunicado a prensa, por tweeter se enteraron algunos) despachando a guionistas sin los que sus estrellas no hubieran llegado tan lejos. Las estrellas, dueñas de la productora (siempre con un discurso de izquierdas, por cierto), probablemente seguirán recibiendo encargos... ¿Saben los que los hacen que detrás de esas estrellas no están los que se las inventaron? ¿O que, si están, estarán recontratados cobrando menos mientras sus estrellas no bajarán sus sueldos?

Se dice que la ficción española no es tan buena como debería ser. Tal vez esto que cuento tenga algo que ver. Buena o mala, creo que debería saber quien la inventa. Para cargar con méritos o críticas. Para dejar de ser invisibles.No conozco un país occidental con industria audiovisual donde el papel de los guionistas quede tan en el olvido. Ninguneado. Arrasado.

Insisto: no se trata de ser más que nadie. Sino de no ser menos que nadie. No se trata de ser el visir en vez del visir. Sino que cada uno esté en su sitio. Un guionista debe saber que un guión es la única obra literaria que se escribe no para ser leída, sino para ser vista. Pero hay también que recordar que no hay nadie que pueda dirigir, interpretar, producir ni fotografiar un folio en blanco.

Para que ese folio tenga texto hay que tener una idea. Y esa idea, si te gusta la compras. Si no, no. Pero si la compras, respétala. Puede que no sea perfecta y necesite correcciones y cambios. Pero no la desvirtúes. Y no te conviertas en su autor sin serlo. No ocultes al que las creó. Porque así se genera lo que tenemos: series sin padre ni madre. Sin alma. Superfluas. Prescindibles.

Como de seguir así, seremos nosotros. Los guionistas españoles. Huérfanos, sin alma, superfluos.

Y prescindibles.

Porque a fuerza de ser invisibles, dejaremos de existir. O eso o sí: seguiremos existiendo... pero sumisos, sin orgullo, agarrados a lo que nos ofrezcan como el náufrago a un trozo de madera en el vendaval de esta crisis. Y alguien sumiso y sin orgullo... ¿puede ser un creador?

No nos engañemos: sin crisis pasaba lo mismo. Porque la crisis en esta ocasión no es sólo económica (como en tantas otras cosas en este país) sino de inteligencia y estructuras. De I+D y de inversión en ideas. De respeto. De copiar lo peor (en vez de lo mejor) de fórmulas foráneas. Y eso no es nuevo.

Nunca se me habría ocurrido citar a Unamuno como argumento de autoridad de un texto mío. Pero así las cosas, lo haré, para que nadie se luzca con nuestro cerebro a cambio de limosnas y desprecios.. Porque si la situación en nuestra ficción del papel del creador de series y de los guionistas sigue siendo ésta, es hora de decir...

...QUE INVENTEN ELLOS.

Que nosotros nos haremos productores, novelistas... e incluso taxistas o profesores... O venderemos kleenex en los semáforos. Pero lo haremos con dignidad. La que algunos nos niegan. Justo aquellos que viven de nuestras ideas.

(próximamente, más del tema en Bloguionistas)

miércoles, 8 de febrero de 2012

No me rindo

Por primera vez, a Louis se le nubló la mirada al fijarse en el contorno del cuerpo de Lisa trazado con tiza en el suelo. Fue quizá en ese preciso instante cuando comprendió que ya no iba a verla nunca más.
- Señor Stanick, tengo que redactar un informe. Incluiré en él todo lo que acaba de contarnos.
- No merece la pena, inspector. Olvídese de cuanto le he dicho.
- ¿Olvidarlo?
Louis cerró los ojos para evitar que le asomaran las lágrimas; siempre se ganaría algo de tiempo.
- Tenía usted razón, inspector. Lo más probable es que a Lisa la matase un ladrón de joyas.
- ¿...?
- Pero a los de mi profesión no nos entra en la cabeza que las personas puedan morir de forma tan tonta. Sobre todo las personas a las que hemos querido. Nos gustaría proporcionarles una muerte apasionante.
Louis se encaminó despacio hacia el cuarto de Lisa. Los otros lo siguieron, estupefactos.
- Y... ¿qué profesión tiene usted?
Tras un breve silencio, Louis se arrodilló junto a la cama.
- Soy guionista.
Metió la mano entre las sábanas revueltas y hundió el rostro en la almohada.




Saga. Tonino Benacquista