lunes, 9 de enero de 2012

Descripción subjetiva de una lavadora

Como aquí los días son largos y ociosos no me queda otra que continuar con la búsqueda de recuerdos físicos. Esta mañana me he topado con (iba a decir más reciente, pero he caído en que casi tiene diez años) uno de la adolescencia.
Cuando tenía 16 años, en clase nos encargaron un ejercicio: escribir la descripción técnica y subjetiva de una lavadora. Como la técnica puede encontrarse en cualquier manual de instrucciones, he optado por reproducir la descripción subjetiva que se me ocurrió, y que desde la distancia temporal me ha parecido interesante:

Es curioso cómo una simple caja blanca puede borrar restos de vivencias y recuerdos únicamente con agua, jabón y unas simples vueltas. Normalmente son recuerdos que deseamos olvidar, como un olor o una mancha de maquillaje en el cuello de una camisa, pero otras veces no ocurre así, y debemos resignarnos a mantenerlos en nuestra memoria, porque no nos queda otro remedio que llevar los restos de una noche inolvidable que han quedado en nuestra ropa a una cueva metálica con una engañosa puerta transparente. Como una enfermedad crónica que va extendiéndose, la mezcla química de agua y detergente va eliminando poco a poco pistas de momentos vividos; pero al terminar este proceso el ciclo vuelve a empezar y se nos brinda otra oportunidad para volver a llenar nuestra ropa de olores y marcas como si de un diario se tratase.


Junto al texto, apuntada como una nota al pie de página, encontré una frase suelta que me ha hecho pensar, pero eso lo dejo para la próxima entrada.

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