jueves, 3 de febrero de 2011

Viento

Cuando el aire se enfurece y viaja a la velocidad de la luz por toda la ciudad, sus habitantes enloquecen.

Las sonrisas son lacrimógenas, las palabras bonitas se gritan y los insultos se convierten en susurros. Los llantos provocan carcajadas y la preocupación, cosquillas.

Todos están preocupados por este fenómeno que desordena su segura monotonía. El viento entra por la oreja derecha y remueve todos los pensamientos; luego, cuando escapa por la oreja izquierda, el mundo del afectado está patas arriba.

Los animales también están desconcertados, no saben si salir de sus guaridas o permanecer en ellas. Llueve, luego hace sol, inmediatamente después nieva, el sol asoma de nuevo para luego esconderse y dejar paso a los granizos, que poco a poco se convierten en lluvia, en nieve, y finalmente el sol vuelve a salir.


Sólo nos queda bailar bajo la lluvia, cerrando los ojos para no deslumbrarnos por el sol mientras pensamos en si el muñeco de nieve que vamos a hacer llevará gorro o no.


Viva la locura que trae el viento.

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