viernes, 7 de enero de 2011

Érase una vez una niña en cuyo interior guardaba una habitación oscura. En ocasiones, la habitación crecía mucho, y otras veces se hacía tan pequeña que casi ni la sentía.
Un día la habitación empezó a aumentar su tamaño. La niña no le dio importancia, pues pensaba que tarde o temprano volvería a empequeñecer, como pasa siempre.
Pero esto no sucedió, y la habitación oscura fue haciéndose cada vez más grande, hasta volverse incontrolable, y se comió a la niña.

Érase una vez una habitación muy oscura en cuyo interior habitaba una niña.

1 comentario:

  1. No sé por qué pasa bastante a menudo que las habitaciones se comen a las niñas. Y las habitaciones que son mundos.

    Y así, como en un bucle, pero va por semanas, y días.

    :*

    ResponderEliminar