miércoles, 26 de enero de 2011

Tener ganas de todo esto

Lo completo, más un añadido. El añadido que es tu reflejo con otro nombre, otra cara, otro tamaño. Pero el interior es idéntico. Por eso es un reflejo, porque puedes ver lo más importante.

Esto te permite ver el sol en una tarde borrascosa. Te permite sentir mayo en el enero más duro y nevado. Te permite volver a sonrojarte, bajar la mirada y quejarte de tu cuerda estomacal. Un extraño dolor que te encanta, como cuando te haces un piercing.

Vuelve a instalarse el largo plazo con música de piano.


Y las agujetas faciales.

lunes, 17 de enero de 2011

(...) No es que falten buenas historias. Es que hay que saber cómo contarlas. Y cómo montarlas. Es una pena porque en los viejos tiempos lo que importaba eran las historias. Un director era un artesano que hacía películas. Lo que contaba era más importante que su ego. Hoy, por desgracia, tenemos ordenadores.



(Ernest Borgnine)

viernes, 7 de enero de 2011

Érase una vez una niña en cuyo interior guardaba una habitación oscura. En ocasiones, la habitación crecía mucho, y otras veces se hacía tan pequeña que casi ni la sentía.
Un día la habitación empezó a aumentar su tamaño. La niña no le dio importancia, pues pensaba que tarde o temprano volvería a empequeñecer, como pasa siempre.
Pero esto no sucedió, y la habitación oscura fue haciéndose cada vez más grande, hasta volverse incontrolable, y se comió a la niña.

Érase una vez una habitación muy oscura en cuyo interior habitaba una niña.

martes, 4 de enero de 2011

Cinema italiano

Uno de los grandes misterios del siglo XX es el de la desaparición del cine italiano. Lo natural hubiera sido que Rossellini, De Sica, Lattuada, Visconti, Antonioni, Fellini, Pasolini, Monicelli, Risi, Lina Wertmüller y otra docena más, hubiesen creado escuela. Era lo que parecía apuntar en Marco Bellocchio o en el Bertolucci que llega hasta Novecento, y en no pocos más jóvenes, que se prometían ser la generación sustitutiva. Pero no. Bertolucci se convirtió en un director de consumo, capaz de hacer lo mismo que hacen los buenos artesanos de Hollywood, los cuales abundan. Vancini, tras su ruptura crítica con la izquierda, fue debilitándose y terminó una serie para la televisión: La Piovra. Scola también se ha ido desvaneciendo a partir de La famiglia, su última gran obra, de 1987. Los otros murieron. Dejaron un legado importante, una obra de la que hay que aprender y sin la cual el cine de hoy, en todo el mundo, sería imposible [...] Por ejemplo, Deconstructing Harry sería inconcebible sin Ocho y Medio. Probablemente no haya nada que lamentar, pues, debido a la discontinuidad del cine italiano, a menos que uno sea italiano y nacionalista, el cine, todo el cine, se continúa en todo el cine, se ruede donde se ruede.

Horacio Vázquez-Rial